A principios de siglo, aún era imposible imaginar que una prenda como el bañador llegaría a nuestras vidas, y es que aunque ya en 1860 se conocía la primera ropa de baño (consistente en pantalones largos, medias y camisolas) no fue hasta principios de los años 30 que este “traje” empezó a obtener protagonismo en sociedad, causando revuelo y conquistando la mentalidad de los españoles muy lentamente.
Principios de siglo: elaborados con lana, con un escote en forma de camiseta y pantalones que debían cubrir los muslos. Así, lentamente, y con discreción, el bañador femenino fue adquiriendo ligereza y evolucionando con lentitud y firmeza. Pero no fue hasta 1930, gracias a la firma Jantzen, que vimos el cambio real hacia los bañadores de una sola pieza.
Fue en esta época cuando las divas de Hollywood marcarían tendencia con prendas de baño de una y dos piezas, causando sensación. Uniformes pin-ups que consistían en sujetador y faja ceñidos a la figura.
En los 40, el “one piece” vuelve a tomar fuerza y los diseños son, en su mayoría, estampados con rayas y motivos marinos. Y así, los 50 arrasan con modelos en playas y piscinas de todos los rincones del mundo. Bañadores y bikinis de la mano en un intento de libertad femenina, de culto al cuerpo sin complejos ni culpas.
Los 60 llegan de la mano de modelos con escotes más osados como el palabra de honor y otros diseños que aportan elegancia y sofisticación. Artistas como Grace Kelly o Liz Taylor los portan divertidas y seguras de sí mismas, abriéndose hueco entre la moda más vanguardista.
Resulta difícil de creer en la actualidad, pero el bañador femenino fue una lucha constante, un reto, la máxima expresión del atrevimiento y, como era de esperar, provocó el rechazo en algunas culturas e instituciones.
Pero no todos hicieron caso a estas prohibiciones, y ciudades como Mallorca, Menorca o Benidorm se saltaron las normas permitiendo su uso a las europeas que allí veraneaban y se tostaban bajo el sol con bañador y sin complejos.
El bikini se hace popular y se inventa la lycra. Llega el Top less y Monokini, ya estamos en los 80. Son años de explosión del culto al cuerpo, donde series televisivas como Los Vigilantes de la Playa devuelven el bañador a primera línea.
Triunfan los de tiro alto, favorecedores a todo tipo de cuerpos y elegantes, con espaldas descubiertas y aportando comodidad y frescura.
Los 80 rompen moldes, diseñando prendas como el trikini, nace el tanga brasileño y las modelos se prestan a explorar múltiples y originales diseños.
Modelos de antaño actualizados, bañadores y bikinis deportivos, prendas hechas con retazos, motivos ornamentales en pecho y caderas, etc. El bañador, una prenda innovadora y descarada que ha ayudado a comprender la historia femenina.
Pero sigamos con nuestra línea cronológica, ya estamos a finales de los 80, una década en la que bikinis y tangas obtienen gran protagonismo. Sin embargo, en las competiciones deportivas predominan los bañadores y se hace alarde de su funcionalidad como traje de baño. Diseñadores como Lacroix o Yves Saint Laurent se centran en la esculturalidad de las formas y apuntan a la precisión, rematando sus diseños con adornos que matizan el producto final.
Los 90 resultan una vuelta a la moda clásica, al bañador de toda la vida. El bañador natural, divertido, de rayas. Modelo sin costuras de por medio, ni copa, ni aros, ni complejos cruces en la espalda. Bañadores con estilo, sin añadiduras, y que hacen homenaje a aquellos maravillosos años donde la realidad parecía superar a la ficción.
Y llegamos a nuestros días, cada año numerosas marcas apuestan por inventar e innovar en el mundo de la moda en trajes de baño. Existen infinitas posibilidades y es importante reconocer y valorar lo que mejor nos sienta. Bañadores reductores, bañadores femeninos, deportivos, tallas grandes, todo está a nuestro alcance.
Podemos intuir un 2019 cargado de estampados, rayas y lunares. Podemos entrever que los diseñadores seguirán combinando el estilo retro con detalles más modernos y volantes que adornan los escotes más atrevidos. Y es que ya 2018, nos ha demostrado que la moda del bañador es atemporal y sigue siendo protagonista entre las mujeres. Así, actrices y modelos como Sara Carbonero o Paula Echevarría, han querido resaltar las bondades del “one piece”, veremos que nos presenta el futuro.
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Muy buena información, gracias!