Begoña

Begoña es una de las influencers con más seguidores en las redes sociales de España en este momento, y su libro se ha convertido en número uno en ventas a muy pocos días de su publicación.
Pero, ¿quién es esta mujer de trato afable y divertido que ha revolucionado el panorama mediático a base de autenticidad y espontaneidad?
Os invitamos a conocer “la belleza del ser” que esta madre de siete hijos nos desvela desde su experiencia personal. La misma que la llevó a replantearse la vida y renacer como “La Ordenatriz”.
Os dejamos en sus manos para que disfrutéis de una verdadera caricia para el alma.

   Primero de todo Begoña, agradecerte sinceramente que nos recibas en tu casa y que nos hayas abierto las puertas de tu hogar, con tanta generosidad.

 B- Gracias a vosotros.

   Nos encontramos con una mujer llamada Begoña Pérez, que está casada con Pedro, que es madre de 7 hijos, que trabaja en una empresa familiar, y que como toda ama de casa se preocupa de que la vida doméstica funcione (que con 7 hijos ya es tarea). Una mujer, me atrevería a decir, bastante convencional, en el mejor sentido de la palabra.

 B- Sí.

   De repente esa mujer, se transforma en una de las mujeres más mediáticas del momento. Una mujer con casi un millón de seguidores en su cuenta de Instagram, que publica libros que son número 1 en ventas en España y que en el octavo día de su publicación, va por la tercera edición. ¿Qué pasa en la vida de esta mujer tan normal para que de repente se transforme en la persona que acabo de describir?

 B- Pues como bien dices, he sido una mujer que siempre ha estado super oculta con mis cosas. Mis cosas puede ser mi familia, mi trabajo, mis labores y mis amigos también. Para mí, son unos pilares bastante importantes, si falta algo cojeo mucho.

Cuando me meto en el mundo de Instagram, me digo a mí misma:  “a ver, soy mayor, ¿Yo qué voy a aportar en Instagram? No soy alta, no soy “mega delgada”, no soy estupenda ni nada”, veía un montón de cosas negativas en mí.  Entendedme, quiero decir, en Instagram la gente suele ser super guapa, super estupenda y yo sé que no estoy a ese nivel. Pero hablando con Teresa Robles de la cuenta “Pon un Down en tu Vida”, que es una gran amiga mía, me dice: “Bego, vas a llegar super lejos”. Yo tenía apenas 3000 seguidores y le digo: “ay Teresa, cómo se te nota tu cariño, pero ¿Yo qué voy a hacer?, hay mogollón de cuentas de orden”. Ya encontrar mi nombre de “La Ordenatriz” me costó un montón porque los que me gustaban ya estaban cogidos y dije: “bueno, pues ya está, como institutriz del orden”, una cosa que yo quería enseñar porque yo lo estaba aprendiendo. Y entonces me dice: “no, lo más importante es que no pierdas tu esencia de persona”.

Parece una tontería, pero eso me sirvió de palanca para pararme a pensar y decir: “es verdad, a lo mejor yo no puedo aportar esa belleza física de la que yo me estoy quejando, pero precisamente esas características que yo veía como negativas pueden ser mi fortaleza”. Primero lo de “ser mayor”. Yo vengo de una época analógica y entiendo las redes como redes personales, yo no lo puedo separar, porque no puedo ser así. Lo que me dijo Teresa me ayudó a decirme: “es verdad, no voy a separar nunca mi persona, mi forma de ser, sea como sea, con mis virtudes y con mis defectos por supuesto, no lo puedo separar de la cuenta porque yo soy así y es lo único que se puede mantener”. Decidí ir de frente siempre, no tenía nada que perder, porque no es que lo tuviera todo hecho, porque en la vida nunca nada está hecho, empezando por la familia. La familia es día a día, hasta que no nos morimos no está nada hecho, ya a partir de ahí sí, ya es pasado y ya está todo hecho, pero mientras sigue siendo presente, por lo tanto ese presente es un futuro antes.

Entender el mundo de las redes sociales como redes personales fue una clave importante. Me decía: “yo estoy para ayudar con una vocación de servicio de verdad”, primero entendiendo que me tenía que ayudar a mí misma, que es lo que cuento en el libro.

Por qué hay un momento en mi vida que yo caigo en una tristeza, una tristeza normal, no es nada extraordinario, mucha gente ha pasado por eso. Pero entiendo que hay muchas crisis en la vida de la gente: pierden el trabajo, pierden un familiar, o al contrario: tienen un hijo, se cambian de casa, eso puede ser positivo. Normalmente, un cambio de casa vas a mejor o vas a cambiar a lo que necesitas o quieres en ese momento. Y entonces, yo desde ese punto de vista de ayudar, digo: “voy a estar ahí con los mensajes privados y ayudando a la gente”, y la gente lo ha entendido. Porque también me equivoco, la gente también se equivoca: “te has equivocado, te he dicho que había que utilizar la fórmula mágica no sé cómo”. No, no, “¿cómo lo has hecho?, espera, lo voy a comprender, porque yo no estoy en tu casa, no lo estoy viendo cómo lo estás haciendo” o “ese orden ¿por qué no te está sirviendo?”. Entonces, eso es mucho tiempo y yo creo que la gente lo ha valorado y al ser mayor pues dicen: “hombre, pues igual esta sabe algo más que yo, que yo que tengo 20 años, esta que tiene 40 y tantos, igual me puede ayudar”.

   Si te soy sincero Begoña, lo que acabas de mencionar un poco, yo cuando me acerqué a tu libro por primera vez me impactó, no era lo que esperaba. Me impactó para bien, y me impresionó mucho la sinceridad, la espontaneidad y la franqueza con la que te presentabas. Partías justamente de una experiencia vital. La que acabas de mencionar y definiéndote como una mujer bastante caótica, perdón por la expresión.

B- Sí, sí.

   Cuentas que algo pasó en tu vida que te hizo… cito literalmente: “replantearte la vida entera desde los cimientos”. Cuentas ahí que fue la muerte de tu padre hace 6 años aproximadamente. ¿Qué supuso este acontecimiento para ti personalmente?,¿Qué significó para que te replantearas tu vida y realmente diera un giro radical?

B- Sí, bueno lo primero, va a quedar fatal lo que voy a decir, pero mi padre estaba diagnosticado de una enfermedad mortal que es fibrosis idiomática. Los pulmones se van necrosando y dejan de funcionar, con lo cual no sé si la gente se lo imagina, pero puede ser una muerte muy agonizante y muy dolorosa, pero entró en un programa. Entonces, nos dijeron que iba a durar cinco años desde el diagnóstico, y él duró ocho, con lo cual fue una gozada. Pero claro, la desventaja de los tres años más y además al principio cuando se lo diagnostican, era un hombre supervital, era alegre, era estupendo, vamos… parece que lo digo porque es mi padre, pero es que de verdad lo era, o sea, un hombre culto, además era templado, tenía unas virtudes que si no las piensas no parece que están ahí, es tremendo.

¿Por qué cuento esto?, Porque cuando se muere lo primero, yo pensé que no me iba a afectar tanto la muerte de mi padre. Yo no sabía que lo quería tanto, aunque suene mal. Dices: “bueno, pues estoy preparada, me lo han dicho, es un diagnóstico, estamos preparados, la familia, los de detrás”, que al final claro no es el que se muere, con perdón, es los que quedan detrás. Por supuesto primero delante mi madre y luego mis hermanos.

Y entonces, yo ahí me dejo y creo que no me va a afectar tanto. Y es cuando veo que quiero mucho más a mi padre de lo que yo me creo y no me había dejado querer en ese sentido. Y cuando veo esas virtudes que tiene, que no se han notado porque no las ha impuesto, porque ha sido con cariño, con amor, con esos detalles que él tenía. A él le encantaba cocinar, era un cocinero extraordinario que no cocinó hasta bien mayor porque trabajó muchísimo. Yo no vi a mi padre hasta los 14 o 15 años. Para mí era lo normal, yo me levantaba, mi padre no estaba, yo me acostaba, mi padre no estaba.

Y crezco con esa idea de trabajo, y a los 14 o 15 él se para y dice: “me estoy perdiendo a mi familia”, y se pone a nuestro servicio que ya lo estaba antes, ya lo sé, pero yo no lo había pensado, cocinando.

Pero es que esas virtudes que no se imponen, que no… que está desde esa humildad, claro, cuando desaparece la persona es cuando empiezas a verlas: “ay, aquí me haría falta, aquí me haría falta su consejo y aquí no está. Mira, es que voy a llorar, pero decía: “voy a borrar su teléfono” porque le llamaba, y qué horror.

Y así es como me caigo poco a poco. Esto no se ve, porque vas poco a poco y al año y pico digo: “¿qué hago yo con 7 hijos cómo sacarlos adelante?”, y eso que comprendo que no estoy hablando de una cosa super gorda, o sea, que es la vida y que es vital efectivamente, pero yo decía: “es que yo tengo que poner un antes y un después, no puede ser que se me pasen las citas médicas, no puede ser que no me dé cuenta que los zapatos están rotos, yo no he sido así, voy a retomar”.

La casa estaba super desorganizada y entonces es cuando me di cuenta que el orden material viene dado por el orden mental. Mi casa estaba como estaba mi mente y mi corazón, con ese duelo. Entonces, es cuando termino de cerrar el duelo, que claro, ya te lo dicen que son dos años, pero se hacen largos, ese dolor pesa.

“El orden material viene dado por el orden mental. Mi casa estaba como estaba mi mente y mi corazón, con ese duelo.”

Begoña

Esto que estoy contando soy capaz ahora, pero yo no sabía ni que un año, ni dos ni nada. Es verdad que al año se nota. Uno parece que puede respirar ampliamente y ya empiezas a llenar los pulmones, es entonces cuando ya cierro el círculo digo: “voy a ponerme a ordenar y voy a ayudarme a mí misma”. O sea, cuando veo que me he caído, me tengo que levantar, yo con este desorden no puedo, voy a organizarme.

Y es así como empiezo a ordenar la casa, las cosas. Lo prioritario, para mí siempre ha sido la familia. Porque es lo que he querido. Cuando desaparece una persona tan importante te hace valorar ya lo que tienes, lo que has tenido y se ha ido también, pero sobre todo el presente, lo que tienes.  Hoy yo tengo esta familia y ahora la tengo que querer con toda el alma y ser agradecida por ella.

No lo voy a negar, tener tanta familia es mucho trabajo, pero también es una bendición. Ha sido costoso, pues ha supuesto estar muchos años embarazada, con todo lo que supone, y ya no digo nada cuando los hijos van creciendo.

Claro, a mí me pilla todo esto pues ya un poco crecidos, sobre todo los mayores. El mayor tenía 18 años y entonces pesa mucho más, los hijos mucho más de corazón que lo físico, ojalá fuera dormir o cambiar 40 veces sábanas por la vomitona de turno o tal. Pero es cierto que eso que es físico, que pasa mas por el orden material, si no lo tenemos colocado nos descoloca. Se nos va el agradecimiento por la familia y entra la queja y entra esa forma tediosa de: “qué horror, y otro día, y otro día, y otro día que no duermo y otro día, y este…”. Siempre hay un hijo, pobre, que molesta más que el otro. O sea, siempre, si la gente tiene dos hijos siempre hay dos, uno de los dos que molesta más, que es más revuelto, más lo que sea, pero claro, si lo vemos desde el punto de vista del agradecimiento cambia todo, cambia todo, en el fondo el agradecimiento es el amor y por la primera cita que pongo en mí libro que es de Santa Teresa de Calcuta, me parece fundamental para mi libro.

   Y en ese momento haces un curso de “organizadora profesional”. ¿Se puede decir que tuvo algo terapéutico?

B- Bueno, efectivamente después de toda lo que os he contado de mi padre y mis cimientos y mi orden mental y material, vuelvo a releer el libro de Marie Kondo, esta gran gurú del orden internacional, y digo: “es verdad”, cosas que yo había pasado por alto la primera vez que lo leí. Veo que el libro me está ayudando a mí a saber que el orden lo tengo que priorizar y digo: “si yo lo puedo aprender, es que yo lo puedo enseñar”, primero me voy a ayudar a mí misma. Esto lo he tenido bastante claro, que uno no puede ayudar si no está bien en cualquier aspecto. Está claro, hay gente que ayuda y hay gente que necesita ser ayudada.

Yo en ese momento necesitaba ser ayudada. A mí me ayudó este libro y cuando cierro el círculo de esos dos años que hablaba antes de duelo, digo: “ya está, voy a dedicarme a esto”. Y trabajaba en un estudio familiar de arquitectura e interiorismo y notaba que la gente me decía: “voy a cambiar la cocina porque ya no puedo más” y yo veía la cocina y hombre a ver, no es fea, lo que no es, es funcional. Yo me metía un poquito más dentro y decía: “es que lo que le pasa es que no está bien organizada, y seguro que es que lo hiciste en el momento de la mudanza que a ver cómo metes las cosas y no te está sirviendo ahora. Pero la cocina no es el problema, el problema somos nosotros, vamos a organizarlo”.

Y así es como me pongo a organizar cocinas, y luego armarios. El armario es más complicado, es verdad que normalmente sí que hay que cambiarlo a veces, porque no nos da la funcionalidad que queremos. Tiene muchísima relación la decoración y la practicidad de los muebles. La decoración de todo me sirve en un momento determinado y en otro no, y así es el orden, porque el orden es como la vida, es dinámico.

Es así como entonces hago el curso de organizadora profesional y abro la cuenta de “La Ordenatriz” en marzo de 2019. Mi padre falleció en abril de 2017, ahora lo veo claro, fue un proceso que tuve que pasar durante esos dos años, y que me ha traído hasta aquí.

   Tu dices que el orden no era algo externo, sino que está relacionado con la mente, la voluntad y el corazón, se puede decir que esa fue quizá la experiencia que resumen esos años donde descubriste que lo interior estaba afectando tu exterior.

B- Efectivamente sí, porque es que al final claro, en la mente tenemos lo que priorizamos. Cuando uno está mal no puede priorizar. Hay momentos donde uno debe priorizarse a sí mismo para cuidarse y para regenerarse y para sanar, y entonces, vi el poder que tiene el orden de sanar. Desde el punto de vista del agradecimiento, de las cosas, esto es fundamental. Me costará menos deshacerme de ellas. Veré para lo que me han servido, que ya no me sirven, que tengo ese pantalón de hace 10 kilos y me sirvió en su momento, y ahora no, no pasa nada, ¿Miro para adelante o miro mi presente que no es ese actualmente?

Entonces claro ya desde ese punto de vista nos quitamos el “por si acaso”, nos quitamos ese consumismo, a lo mejor desmesurado en el que estamos y vamos a lo mejor a nuestro orden personal que parece que no, pero primero tenemos que parar. En este mundo en el que estamos corriendo tanto, es muy difícil pararse y ser honrado con uno mismo.

   Si te soy sincero no sabía que existía esta profesión y este oficio hasta que te conocí a ti. ¿Qué es una ordenadora profesional? Si yo digo: “voy a contratar una ordenadora profesional”, ¿qué estoy contratando?

B- Esta profesión lleva ya unos cuantos años, lo que podemos ver como un escaparatista o un decorador que ayuda a que una tienda, por ejemplo, esté bonita y sea accesible. ¿Qué significa? Tan simple como que cuando llegue el cliente, encuentre lo que vea. ¿Qué pasa?, La primera máxima es tenerlo todo a la vista. Si un cliente o nosotros en nuestra casa no lo tenemos a la vista, no lo vamos a utilizar casi seguro. Otra cosa es tener que tapar según qué cosas. A lo mejor tenemos que tener armarios opacos para esas cositas pequeñas o para las herramientas que es una cosa necesaria, pero no la tengo que ver todos los días, pero sé dónde está, por eso se ordena por familias. Esto que parece una tontería, hay gente que se le da mal y por eso surge la necesidad de los organizadores profesionales. Pues hay gente que necesita de una persona que entienda eso pero a la vez empatice con el cliente, o sea, no es una cuestión de criticarlo y decir: “huy, huy, cuántos pantalones negros tienes, eh”, “estas herramientas están todas fatal, ninguna va de la familia con la que tiene que ir”. No, sino “en este momento voy a hacer de tu amigo, no te voy a criticar porque yo te voy a ayudar”. Y entonces, hace falta saber y tener mucha conexión con el cliente y que es una maravilla porque en el fondo nos metemos de lleno en la vida de la gente.

“En este momento voy a hacer de tu amigo, no te voy a criticar porque yo te voy a ayudar”.

Es su intimidad, y no estoy hablando solamente del cajón de ropa interior, que hay gente que me dice: “qué vergüenza”. Siendo organizador profesional, uno entiende que tiene que estar callado, no se dice ni que se ha ido a esa casa, ni de quién se ha ordenado, ni nada de nada, a no ser que la persona quiera. Hay gente que sí le gusta, porque hay gente más expresiva y otra que se avergüenza. En España nos avergonzamos bastante de ser desordenados, porque somos ordenados.

Hay gente que necesita empezar y terminar. Hay gente a lo mejor, que sabe que empieza, pero que no termina y que se le hace bola, y dice: “mira, si esto es cuestión de cuatro horas, de cuatro horas de una organizadora profesional, que venga. Pero sé que empiezo y que termino y ya me quito esa cosa y yo ya voy a otra cosa”.

Y es importante saber que es el orden de cada persona. Yo no puedo imponer mi orden, yo tengo que preguntar “cuál es tu estilo de vida, qué es lo que te gusta, qué priorizas”, “pues a mí me gusta la cocina”, “bueno, pues entonces vamos a la cocina”, “pues a mí me encanta la moda”, “vale, fenomenal, te encanta la moda, pero no te va a gustar la moda de 15 años, vamos a quitarlo”, eso nos pesa.

Yo no creía en estas cosas de las energías sinceramente, pero es verdad que las quitamos y ponemos en nuestras cosas. Todo el mundo me va a entender si digo que nos han regalado una cosa innecesaria o incluso que no nos gusta. No somos capaces de tirarlo, de donarlo, de venderlo, no somos capaces, porque ahí hay parte de esa persona que nos quiere tanto, aunque no haya acertado con ese regalo, no somos capaces, queremos a esa cosa.

Y yo no lo había pensado nunca así. A mí me parecía una tontería, es que de verdad lo siento pero es que me lo parecía. Cuando leo a Marie Kondo y veo lo que ella está poniendo la primera vez pienso que es una tontería y la segunda digo: “no, cuidado que esta señora tiene mucha razón”, y ese es el papel de la organizadora profesional. Claro, meterse sin invadir, que salga un orden bonito pero que sea práctico. Hay muchas cosas ahí un poco difíciles a veces.

   Antes la has mencionado a María Teresa Robles, de “Pon un Down en tu Vida” (@ponundownentuvida), también es una de nuestras mujeres Alawa (Maria Teresa), hace muy poquito estuvimos en su casa entrevistándola, nos habló de ti y me contaba esto mismo que has contado tú pero desde su vivencia.

¿Qué pasó al abrir la cuenta de instagram?,  Hoy tienes mas de 1 millón de seguidores.

B- Sí, pues bueno al principio yo abro la cuenta y están, pues yo qué sé, pues 500 personas, 500 amigos con caridad sinceramente, que me siguen, por caridad, o sea, directamente y llegué como a 1.000 personas, estaba en Instagram para darme a conocer. Yo abrí la cuenta en marzo del 2019, pero si os acordáis en marzo del 2020 llega la pandemia, nos encierran en casa, y digo: “vaya, pues ya no puedo ir a organizar a casas”, que me iba muy bien, el boca a boca funcionaba muy bien, y me lo tomaba con calma, muy bien, la verdad es que es muy bonito.

Y entonces empiezo a notar una necesidad en Instagram de cómo ordenar, de cómo arreglar tal cosa, de cómo… claro, estamos todos hipermegaconectados, es la manera que tenemos de conectarnos con los demás, no podíamos salir de casa, claro, y el café físicamente no podíamos tomárnoslo, nos lo tomábamos a través de la pantalla y empiezo a poner… y empiezo a ver lo que la gente va comentando: “ahora estoy en casa, tengo todo desordenado, porque tengo el trabajo en casa”. Claro, no habíamos pensado un lugar de trabajo, tenemos que hacerle hueco, al coger una cajonera para meter las cosas de trabajo veo que esa cajonera que no la usaba casi nada la tengo que usar todos los días y entonces ese cajón no cierra, ese cajón está sucio, este mueble no me gusta, y así van surgiendo necesidades.

Como yo no puedo ir a ningún lado, me dedico a poner soluciones que yo voy viendo por mi casa, en plan “mira que el desastre este”. Entonces yo iba con cámara en mano, claro, estaba como tan tranquila, no había horarios, por hablar así, ¿no? Y entonces me pongo a grabar cosas y a poner soluciones y llega en mayo el cambio de armario, digo: “pues ahora voy a ordenar mi armario” y claro, pues voy a contar cómo lo haría, cómo tal, “pues mirad esta mancha que estaba del año pasado pero que no salió, pero que no sé cuántos”, y yo he de contar que no creía en el bicarbonato y en el vinagre porque yo creía que no funcionaba, porque a mí no me había funcionado, vale.

Pero claro, como en ese tiempo todos tuvimos que comprar mucha paciencia, me pongo a utilizarlo, me pongo a utilizar varias cosas y a pensar un poco y no sé cómo hago un clic y la gente también y empieza a ver que yo estoy poniendo cosas de limpieza, para mí eran cosas de limpieza pre-orden, o sea, porque no puedo ordenar una cosa sucia pero es cierto que empieza el boca a boca en Instagram.

Y llega “el momentazo”: en la pandemia claro, yo me tengo que teñir el pelo. Yo tengo una zona aquí de canas y me tengo que teñir. Estaba saliendo en Instagram pero yo casi no salía. Y digo: “me voy a teñir”, consigo un tinte, que tampoco lo podíamos conseguir, porque estaba todo vacío, todos los supermercados vacíos, consigo un tinte, me tiño, me pongo una camiseta fea, fea, de esas que nadie quiere tener en casa pero que es necesario precisamente para manejar a lo mejor lejía o el tinte en este caso, y claro, las camisetas tienen cuello cerrado. Cuando me quito la camiseta yo tengo aquí mi tinte puesto y tiene todo el borde manchado, la camiseta es amarillo pollo, o sea, imagínate, era un horror de camiseta, de Óscar Mayer, me acuerdo perfectamente, ya no la tengo. Y entonces amarillo pollo claro, el tinto marrón. Yo cámara en mano, porque como no tenía otra cosa que hacer, digo: “pues ahora me estoy acordando que hay una peluquera…”, que hace un montón de años, que yo no sé por qué me lo dijo, digo si yo no me teñía no sé por qué, pero bueno, hace un montón de años que me había dicho que la laca funcionaba contra manchas de tinte, yo sabía que las manchas de tinte no salían, con lo cual digo: “pues no tengo nada que perder”. Encuentro una laca, no sé cómo, que tampoco utilizaba, y entonces… y me da por grabarlo. Echo laca y digo: “bueno, pues ahora un poco de agua que me han dicho que un poco de agua…”, el caso es que la pongo, y digo: “bueno, queda todavía una sombra, pues vamos a lavar”, y veo que sale la camiseta impoluta. Claro, imagínate esas mil y pico personas que me siguen o tres mil, no sé ya cuántos éramos, pero muy poquito, ven eso del tinte y dicen: “Begoña, es que yo tengo todo lleno de tinte, es que si no es la encimera es que es el no sé cuántos…”. Y yo: “pues vete dándole laca, pues a ver si funciona”. Y veo que lo que me funciona a mí funciona también a los demás. Por cierto, soy bastante torpe, es que tengo los desastres en mi casa porque soy torpe y no me salen bien las cosas. Es así como empieza a correrse la bola y no sé qué decirte, o sea, ahora tenemos ahí a 800.000 personas interesadas en ver cómo se limpia, cómo se ordena y cómo vamos fluyendo por la vida.

   Y de repente aparece un libro. ¿Cómo se gesta ese libro? Porque ser número uno en ventas en un país como España donde la cultura de libros y de lectura tiene un lugar muy importante en el consumo es muy significativo.

B- Sí, pues bueno alguna editorial me había propuesto escribir un libro pero yo soy un culo inquieto, o sea, sobre todo si soy algo es que soy movida. Y entonces me decían: “un libro y tal” y yo decía: “o sea, yo lo de sentarme a escribir ahí horas y horas”, yo veía un mérito que ya les daba a los autores que te mueres y decía: “es que no voy a ser capaz y además ¿para qué?, si lo pongo todo en Instagram, si está todo gratis para qué voy a vender un libro que no se va a vender”. Vamos, estaba convencida y digo: “además había muchos libros de orden y veía que no habían ido muy bien”. Es muy satisfactorio, o sea, desde ese punto de vista es muy satisfactorio pero a lo mejor no se vende lo que uno espera, con lo cual, yo lo dejé pasar hasta que me llama Editorial Planeta. Por supuesto esa noche no dormí, con los ojos como platos, “qué fuerte, Planeta se ha fijado en mí”. Pues en Planeta me parece que sí saben un poquito de libros, es la primera editorial de España, digo: “si ellos saben de libros y ellos confían en mí”… pues me insuflaron esa valentía y ese creer en mí me lo metieron y dije: “venga, pues vamos a hacerlo juntos, vamos a ver qué medios ponemos para no ser tan movida y lograr escribir el libro” y nada, y aquí está el libro con la secta edición, con un montón de ejemplares impresos, pues nada, ni Planeta se lo cree y yo menos todavía, claro.

   Te confieso que yo esperaba del libro un elenco de recetas para  quitar manchas. ¿Se puede decir que este es el secreto de La Ordenatriz: conectar con el corazón?

B- Sí, efectivamente bueno, una cosa es la filosofía de La Ordenatriz que yo lo veo básico para que la gente enfoque las manchas, pero es que al final es que soy muy repetitiva, pero siempre digo lo mismo, al final las manchas es de cosas que nos importan, es nuestra vida, ese jersey no es un jersey, muchas veces es un jersey que me he puesto en tal cumpleaños, qué bien lo pasamos, qué gozada, incluso hay cosas que nos han acompañado durante mucho tiempo y no es sólo es a lo mejor ropa de deporte, ¿no? Son cosas también que necesitamos, son cosas que hemos invertido dinero, estamos invirtiendo espacio, porque las estamos metiendo en nuestra casa y el metro cuadrado está muy caro, o sea, que estamos invirtiendo también dinero y espacio ahí. Y sobre todo que esas cosas estén a nuestro servicio. Entonces la gente cuando me dice: “es que yo no puedo porque necesito tenerlo todo ordenado y todo megalimpio y todo megatal y me agobio”, y digo: “pues entonces lo siento, yo si acaso te puedo ayudar desde el punto de vista de no te agobies, eso está para nuestro servicio, no nosotros al servicio de las cosas”. ¿Qué significa? Yo no voy a estar como una loca, con perdón de la expresión, ordenando y limpiando.

Es necesario, además a mí no me gusta, la gente se cree que me encanta y que tal, a mí me gustan los retos personales, pues eso. Ese tinte, esa pintura que no sale, esa manchita que no hay manera de que salga y que tal, a mí me gusta eso, pero en general poner lavadoras y secadoras en general no me gusta, pero he comprendido que es un trabajo infinito en cuanto que si yo uso la casa, la disfruto, la ensucio por supuesto y la desordeno, yo y mis siete hijos y mi marido, claro. Entonces nueve personas está claro que vamos a disfrutar mucho la casa pero que la vamos a desordenar y a ensuciar muchos.

Yo creo que desde ese punto de vista uno puede estar tranquilo diciendo: “bueno, vale, esto está desordenado, me da igual, está supermegautilizado”. Entonces volvemos al tema agradecimiento, es una tontería pero a mí me hace enfocar, en vez de enfadarme, antes me enfadaba muchísimo: “y otra vez esto y otra vez…”, porque es verdad que es un día y otro y esto hay que vivirlo, pero así es la vida, la vida es un día y otro y otro y otro, y que gracias a Dios que siga mucho así.

Y por otro lado con la filosofía digo: “es que tienes que elegirlo, o sea, si te va a suponer un estrés y resulta que esa camiseta ha costado 3 euros, tírala, es que te va a estresar, entonces por 3 euros no merece la pena”. Y claro, a lo mejor si hablamos de una limpieza de un sofá que ha costado 3.000 euros, entonces a lo mejor ahí sí merece la pena, o sea, tenemos que medir nuestras batallas y es lo mismo que en la vida, o sea, hay veces que no podemos, y también lo digo en el libro, digo: “a ver, yo puedo con todo”, yo para esto soy muy optimista y digo: “yo puedo con todo”, aunque no lo crea, pero me lo creo y entonces digo: “yo puedo con todo, pero no puedo con todo a la vez”. Y esto muchas veces vamos tan corriendo que pensamos que tenemos que sacar, unimos lo importante a lo urgente, nos da igual, no, qué es lo importante, qué lo urgente.

¿Qué pasa? ¿Qué es lo importante? Pues yo a lo mejor cuando soy joven y me pongo a trabajar, porque quiero una familia, quiero un buen sustento para mi familia me enfoco en que quiero trabajar, quiero ganar dinero y normalmente hay que trabajar mucho para ganar algo de dinero, y si yo no soy fiel a mis pensamientos y a mis cimientos, a lo mejor me focalizo en sólo trabajar y me he deslocalizado porque mi primer pensamiento era “voy a trabajar por mi familia para tener un buen sustento”, y muchas veces tenemos un buen sustento, una buena casa, un buen trabajo, un buen tal, una buena familia pero sigo en ese trabajo que a lo mejor no me hace falta tanto tiempo de trabajo o tanto dinero, y sí me hace falta esa familia y ese café. Yo muchas veces miro a mis hijos a lo mejor cuando están nerviosos, sobre todo cuando están nerviosos ellos me lo pasan, con sus exámenes o les ha pasado algo con amigos o tal, podemos pensar que eso no es importante porque es un problema menor, efectivamente es un problema menor, pero es un problema que es el suyo y a mí me importa, porque es el suyo, porque es mi hijo o porque es mi marido o porque es mi amigo. Y ese café parece que estoy perdiendo el tiempo o incluso cuando estoy durmiendo de más porque no he podido más el día anterior, me estoy cuidando para los demás y estoy cuidando a los demás. Entonces eso es lo importante, no me puedo deslocalizar, a lo mejor tengo que tirar, porque al final mira de verdad que ya con los años uno sabe que con el dinero uno se adapta, estoy hablando de un término medio, o sea. No quiero ser superficial en este sentido porque es muy importante, pero es verdad que llega un momento que el dinero uno se adapta, pero no haber hecho caso, haberse perdido esa infancia, haber perdido ese tren, no haber hecho caso a esa amiga que nos ha perdido por el camino, eso verdaderamente es lo que nos llevamos y lo que me hace dormir tranquila.

   ¿Cuál es ese orden vital que tiene La Ordenatriz? Has hablado de la familia, el trabajo, los amigos…

B- Sí, es verdad, bueno pues lo primero mi familia, creo que se nota, porque es verdad que es lo que he querido y gracias a Dios estamos todos juntos y bien. Mis amigos me importan muchísimo, también el trabajo, bueno Dios tiene una parte muy importante en mí vida. Creo que esto es algo transversal en mí vida, desde una mentalidad abierta pero sobre todo desde el amor. No lo cuento mucho la verdad, hay veces que lo dices y la gente se cierra en banda. Yo al contrario, lo veo desde un sitio donde cabemos todos. Es algo que me hace mejor persona, esto no significa que el de al lado que no tenga presente a Dios en su vida, sea peor persona, no. Estoy diciendo que muchas veces no necesitamos esa dicotomía, pero para mí es así, me lleva hacia delante, me hace mejor persona, pues igual de las mismas cosas que estoy hablando. Si el trabajo no me hace mejor persona, si mi marido no me hace mejor persona, si mi familia no me hace mejor persona a lo mejor es que algo estoy enfocando mal.

   Tus hijos, de repente se encuentran que su “madre normal” es una de las influencers más consagradas del momento. ¿Cómo lo viven?

B- Bueno, hay dos visiones, una la real, la de casa, que es como: “uf, mamá estás trabajando muchísimo, no nos haces ni caso”, o sea, antes de lo que he estado hablando no es mentira, es que es verdad que es un momento, es un tren que he cogido, creo que es un tren espero corto, y con el libro y con el trabajo y no me da, las 24 horas. Todo el mundo necesitamos 48 en 24, pero ellos se quejan de eso, me han tenido siempre muy presente, entonces en ese sentido me echan de menos. Tengo que aprender que esto es es como la vida, y como el orden, tengo que aprender poco a poco, el orden es dinámico, siempre lo cuento, entonces no me vale el mismo horario de hace un año que el horario de ahora mismo y lo tengo que reencajar en mi vida.

“Limpieza, orden y felicidad”

Estoy estoy aprendiendo, siempre estoy aprendiendo con ellos y digo: “si se quejan ya demasiado están teniendo razón, voy a hacerles caso”. Entonces muchas veces digo: “no te preocupes, ya está, dejo el móvil”, porque la verdad no soy capaz de dejar el móvil, o sea, yo si tengo una pregunta, sobre todo como me escriba alguien que ha tenido un problema, me voy a ese alguien y claro, ellos no pueden percibir que sobre todo estoy ayudando a gente que no conozco en vez de a ellos, que han sido elegidos por mí. Eso por un lado, eso en casa.

Pero si salimos fuera, sorprendentemente hay gente que me reconoce y entonces: “ay, La Ordenatriz”. Bueno, pues es que hay gente maravillosa que me lo dicen, me dicen: “bueno, me estoy atreviendo, no sé ni cómo, porque nunca lo he hecho pero soy superfan”. Yo a veces me quedo como diciendo: “no es verdad que me estén reconociendo a mí, o sea, qué es esto” e intento ser superagradecida, me quedo a veces… soy superexpresiva pero en esos momentos me quedo como sin expresión, parece… me quedo así pegada pero lo intento agradecer, porque es gente que es que me está dando su corazón.

Entonces cuando ven eso que están ellos delante salen anchos y dicen: “mira mamá”, porque notan el cariño. Y yo creo que es que al final los niños saben lo importante, están viendo que ese cariño es lo importante, no están viendo la notoriedad ni si voy a tal evento o tal, que con perdón, al final muchas veces es trabajo, si no conozco a nadie. Para mí es trabajo, no lo paso mal, pero tampoco lo paso especialmente bien, otra cosa son nuestros eventos a lo mejor que dices: “ay qué bien, voy a estar muy cómoda con gente que quiero y que te apetece”, pero bueno, normalmente no tiene por qué estar unido, y ellos lo ven. Pero bueno, están viendo que este mundo de Instagram es duro, me está viniendo bien para que que conozcan “el otro lado”. Porque ellos ven a los instagramers como fenomenal y es a lo que quieren llegar, aspiran a eso y están viendo a su madre.

   Habían salido también todo el tiempo pero para mencionarlo al final el compañero de vida en toda esta aventura, hay un hombre en la sombra que es tu marido.

B- Sí, Pedro.

“ahí está él sujetándome, si él no me sujeta yo me caigo, de tal manera que desaparecería La Ordenatriz”.

   ¿Cómo se vive también esto en el matrimonio?

B- Bueno, Pedro es la cabeza no visible de La Ordenatriz, yo comprendo… es verdad que soy yo la que empiezo, soy yo la que salgo, soy yo la que pienso, según qué tips y según qué orden y qué tal, pero bueno todos nuestros amigos, los que nos conocen saben perfectamente que somos un equipo. De tal manera que si él no me hubiera apoyado no estaría aquí. Y claro, apoyarme a lo mejor en estos momentos no es fácil porque estoy mucho fuera de casa, él ha adoptado unos roles que no tenía, que los tenía yo, él ha tenido que aprender en eso también y apoyarme, es eso, es estar a lo que yo no llego y no quejarse, hacerlo encima con una sonrisa y feliz de la vida, y él me emociona porque me dice: “tú siempre has estado por la familia y bueno…”, lo que tú decías antes de mujer convencional, es verdad yo iba a mis cosas. La gente lo puede ver como con cortas miras, pero yo decía: “yo a mi trabajo, a mi familia y poco más, no me voy a liar más porque así veo yo la vida, pues la familia bastante liada tengo, ¿no?”. Entonces es verdad he apoyado a Pedro siempre por detrás, pues si se iba de viaje que no se note, si él no iba a la compra no se notaba porque yo… bueno, pues un montón de cosas, ¿no?, hasta tener preparado sus trajes, ahora que no se llevan los trajes, pero un montón de cosas, y en plan convencional. Entonces ahora se ha dado la vuelta a las cosas y ahora está él pues que no se note que mamá no está, que no se note… Bueno, siempre se nota, se notaba antes con Pedro y se nota ahora conmigo, pero ahí está él sujetándome, si él no me sujeta yo me caigo, de tal manera que desaparecería La Ordenatriz, pero así, lo digo así de claro, si él no está apoyándome La Ordenatriz desaparece mañana.

Begoña gracias. Te decía al principio de la entrevista que esto va de la belleza que nos salva, que es la frase que inspira esta sección. Pues nos vamos salvados en el alma, sanados por la belleza que irradia tu vida, tu historia de superación, de reinvención, de generosidad. Me parece muy acertada la frase de Teresa de Calcuta que has elegido, porque realmente nos vamos llenos de este amor, de las pequeñas cosas, como ha sido esta pequeña charla que hemos tenido en el salón de tu casa, muchísimas gracias.

B- Muchas gracias.

@la_ordenatriz

“Limpieza, orden y felicidad”

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